Editorial
30 AÑOS DE LOS SISMOS DEL 85
El 19 de septiembre se cumplen 3 décadas del
fenómeno natural que conmovió principalmente a la Ciudad de México. En
Tlatelolco, solamente se cayeron 2 módulos del edificio Nuevo León, después se
demolieron otros por falta de recursos económicos para rehabilitarlos.
El sentir de los
tlatelolcas fue de desconsuelo, un tanto por lo sucedido en su territorio y
otro por el entorno en el DF.
En su momento se
rehabilitó la Unidad gracias al reclamo de sus habitantes, cuyo empuje y lucha
fue posible por las organizaciones civiles agrupadas en la Coordinadora de
Residentes de Tlatelolcas –conformada por el Comité Coordinador de Residentes,
Consejo de Edificios en Autoadministración, Cuartos de Azotea, Asociación
Reforma de Tlatelolco, Frente de Residentes de Tlatelolco, entre otros- y, más
adelante, integrada a la Coordinadora Única de Damnificados.
Vale recordar:
desde 1974 la población tlatelolca tuvo la necesidad de organizarse dejando
así, sin lugar a dudas, un precedente.
En esos
instantes trágicos y de dudas por el futuro de su patrimonio y por otro lado el
pánico ante ese tipo de fenómenos naturales, algunos abandonaron sus
departamentos, otros se quedaron en la Unidad al no tener otra opción.
La conformación
de sus entes, los residentes, se ha ido modificando y transformando a través de
décadas. Desde su conformación como anteproyecto y su inauguración oficial. La
participación, por igual, ha evolucionado con nuevos habitantes y aunado a la
mentalidad de cada uno de sus integrantes. La Unidad Tlatelolco, en su
conformación humana, no es estática, es evolutiva. Algunos son de paso otros
tantos deciden vivir por muchos años más, sin olvidar a quienes por generación
aún residen en este magno conjunto habitacional, pese a su deterioro.
Las generaciones
posteriores a los sismos, por supuesto, no lo vivieron. Y es necesario
informales con recuerdos e imágenes. Pero no con objetivo quejumbroso y
reiterativo sino analítico y crítico para prevenir y salvaguardar más vidas.
Porque, la furia de la naturaleza, no se podrá frenar.
Mucha tinta ha
corrido recordando, explicando lo sucedido hace 30 años, pero es necesario
prepararnos para hacer frente a este tipo de fenómenos naturales y de otra
índole.
Hoy por hoy los
habitantes de la Ciudad de México y Tlatelolco necesitamos seguir adelante,
pero organizados.