lunes, 14 de septiembre de 2015

EDITORIAL. CON Tlatelolco. Agosto-septiembre, número 11



Editorial
30 AÑOS
DE LOS SISMOS DEL 85




El 19 de septiembre se cumplen 3 décadas del fenómeno natural que conmovió principalmente a la Ciudad de México. En Tlatelolco, solamente se cayeron 2 módulos del edificio Nuevo León, después se demolieron otros por falta de recursos económicos para rehabilitarlos.
El sentir de los tlatelolcas fue de desconsuelo, un tanto por lo sucedido en su territorio y otro por el entorno en el DF.
En su momento se rehabilitó la Unidad gracias al reclamo de sus habitantes, cuyo empuje y lucha fue posible por las organizaciones civiles agrupadas en la Coordinadora de Residentes de Tlatelolcas –conformada por el Comité Coordinador de Residentes, Consejo de Edificios en Autoadministración, Cuartos de Azotea, Asociación Reforma de Tlatelolco, Frente de Residentes de Tlatelolco, entre otros- y, más adelante, integrada a la Coordinadora Única de Damnificados.
Vale recordar: desde 1974 la población tlatelolca tuvo la necesidad de organizarse dejando así, sin lugar a dudas, un precedente.
En esos instantes trágicos y de dudas por el futuro de su patrimonio y por otro lado el pánico ante ese tipo de fenómenos naturales, algunos abandonaron sus departamentos, otros se quedaron en la Unidad al no tener otra opción.
La conformación de sus entes, los residentes, se ha ido modificando y transformando a través de décadas. Desde su conformación como anteproyecto y su inauguración oficial. La participación, por igual, ha evolucionado con nuevos habitantes y aunado a la mentalidad de cada uno de sus integrantes. La Unidad Tlatelolco, en su conformación humana, no es estática, es evolutiva. Algunos son de paso otros tantos deciden vivir por muchos años más, sin olvidar a quienes por generación aún residen en este magno conjunto habitacional, pese a su deterioro.
Las generaciones posteriores a los sismos, por supuesto, no lo vivieron. Y es necesario informales con recuerdos e imágenes. Pero no con objetivo quejumbroso y reiterativo sino analítico y crítico para prevenir y salvaguardar más vidas. Porque, la furia de la naturaleza, no se podrá frenar.
Mucha tinta ha corrido recordando, explicando lo sucedido hace 30 años, pero es necesario prepararnos para hacer frente a este tipo de fenómenos naturales y de otra índole.
Hoy por hoy los habitantes de la Ciudad de México y Tlatelolco necesitamos seguir adelante, pero organizados.

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