Por Luis Arellano
Mora
“Once familias vienen para acá”, textual. Así
se escucha decir a Gloria Vélez, directora territorial de Santa
María-Tlatelolco, en un diálogo abierto con vecinos realizado en el estacionamiento
de los edificios Ramón Corona y Mariano Escobedo, alrededor de las 22:30 del
pasado 1 de febrero.
Como se constata un video compartido en las
redes sociales, la pretensión de dar asentamiento a personas desalojadas de La
Ronda –“paracaidistas en”, como lo confirma la funcionaria– dejó de ser rumor para pasar a ser una certeza. La
misión, entonces, pasó a intentar convencer a los residentes de que la medida
sería “temporal”.
Quien niegue
la evidencia que aquí se presenta, simple y sencillamente, atenta contra la
inteligencia de los tlatelolcas.
Sí hubo
intención de invadir espacios públicos de la Unidad y sí, efectivamente, hubo
“juego político”, pero –como bien lo visualizaron en su momento varios vecinos–
éste se derivó de las pugnas internas de las autoridades delegacionales de la
Cuauhtémoc, o en el mejor de los casos, por falta de oficio político en el
manejo de crisis. Es la hora que no existe un posicionamiento oficial de
aquellos sucesos, lo que ha abierto la puerta a especulaciones con las que sólo
se busca desvirtuar los hechos y desacreditar la capacidad de la organización
vecinal.
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