47 AÑOS HAN PASADO
La tarde del miércoles 2 de octubre de 1968 dejó varias huellas en el
entorno de la Plaza de las Tres Culturas, rastros balísticos, sangre, gritos de
terror de los ciudadanos, quienes nunca esperaron el fatal desenlace. Su
presencia sin cortapisas en dicha Plaza fue por convicción al movimiento
estudiantil y su lucha por la democracia.
La herencia del suceso es importante pero
aún poco valorada. Porque hizo un giro a la actitud y pensamiento de aquel
entonces y actualmente parece repetirse la historia. Pero no es así, porque
nuestra postura ante la sociedad es distinta, la memoria colectiva está
presente. Es imposible se repliquen tales sucesos. Con ese antecedente,
cualquier “replica” será cuestionada y rechazada. No deberíamos malgastar en
asuntos de “lógica inmediata”.
Debemos sostener con argumentos y proponer soluciones.
Siempre habrá jóvenes y no precisamente
por la edad, sino adultos e incluso adultos mayores con la disposición –no
privativa de la juventud- deseando sea mejor la sociedad, analizando,
cuestionando y buscando propuestas de mejora.
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