martes, 26 de abril de 2016

Editorial CON Tlatelolco, número 16





Editorial
LA SIEMPRE PARTICIPACIÓN TLATELOLCA

En cualquier espacio, calle, manzana, colonia de la Ciudad de México ha existido una organización vecinal; y se antepone un sentir, una queja. La identidad de un barrio se adquiere viviendo sus espacios, disfrutando sus triunfos y reconfortándose en derrotas, conviviendo con los demás; compartiendo costumbres y creencias; buscando lo mejor de su entorno en bien de ellos, de sus habitantes.

La participación como ciudadano conlleva ese sentirse parte de la comunidad, de ahí la diferencia de la participación de un servidor público. La diferencia radica en la colaboración –aunque sea parte del barrio- porque sigue la línea política del partido político al que pertenece; es su trabajo, es una obligación y pierde el sentido del ser ciudadano a diferencia de aquellos sin ataduras de partido. En la mayoría de los casos desconocen las características y cualidades de la colonia que gobiernan en contrapeso del ciudadano común, preocupado por su espacio, su barrio.

Desde el inicio de la conformación de la población pionera del Conjunto Urbano Nonoalco-Tlatelolco destaca aquella participación de las madres de familia. Se agruparon para solicitar a las autoridades de esos años en la activación de los centros educativos, así como habilitar comercios locales. Finalmente, lograron se abrieran las escuelas Primarias, Secundarias y Jardines de Niños en la Unidad para inscribir a sus hijos, cuyo beneficio fue por igual para los infantes de las colonias vecinas. También se establecieron: una tortillería, un local de  leche y tienda Conasupo; estos en la primera sección en la zona comercial adyacente al edificio Allende, así como, una panificadora-pastelería en la zona comercial del lado poniente del edificio Miguel Hidalgo. Y las primeras tiendas de abarrotes para abastecerse de los productos necesarios para el consumo diario.

En cada entrada y en cada edificio se han manifestado los residentes, por lo equitativo. Los oportunistas y quienes siguen directriz de algún partido político u otros de intereses obscuros, siempre existirán, pero a pesar de esto siempre prevalecerá la lucha del beneficio colectivo de los ciudadanos por encima de las pretensiones maquiavélicas de aquellos.

En 51 años de la Unidad Tlatelolco se han presentado indicaciones y decisiones adversas a los tlatelolcas; sin embargo, siempre existirán quienes las confronten.

Lo último y más reciente es lo ocurrido el 1 de febrero de 2016, ante la “invasión” o el asentamiento en módulos de los colonos de La Ronda en el “Club deportivo 5 de Mayo”. Los tlatelolcas salieron a manifestarse para buscar la verdad y la solución del problema. Las fotografías y vídeos publicados en las redes sociales dan manifiesto que los tlatelolcas tuvieron que atajar un rumor ante el vacío informativo de la autoridad. Una vez más el equipo logístico de los nuevos mandos delegacionales, de extracción Morena, muestra desconocimiento de la historia del Multifamiliar Tlatelolco y del sentir de los tlatelolcas.


Por otro lado, es injusto que después de 30 años de ocurridos los sismos del 85, como otros tantos colonos disgregados en la Ciudad de México, no se les haya dado apoyo y solución de vivienda. Y que antes de desalojar a los colonos de La Ronda, por ejemplo, no se haya planificado la reubicación. Porque instalarlos en módulos o “hangares”, ya sea aquí en la Unidad u otra colonia, resulta ofensivo y denigrante adjudicarles una vida errante, sin saber con certeza donde vivir, siendo presa de designios erráticos y de fallidas soluciones. Con esto determinan su futuro, sin vivienda.


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