NUESTRA CITA
Por Sugey Cruz (Zu Delirio)
El dorado de tu piel es tan parecido al resto de las personas
originarias del sur del país, la seriedad en tu rostro y la profundidad en tu
mirada te dan un toque tan interesante, tú voz es tan suave que alegra mis días
y llena de dulcera mis oídos…
Asistir a nuestro encuentro es uno de los rituales más hermosos que
vivo, esperar con ansiedad el día y la hora pactada es una experiencia
inexplicable; desde el día anterior mi cuerpo se llena de cosquilleos que me
recuerdan que estoy viva. La noche previa es imposible dormir, millones de
preguntas llegan mi pensamiento, cuestionamientos superficiales como que color
será el oportuno lucir, hasta lo que pasa por tu mente después de cada
encuentro, la oscuridad dibuja en su profundidad tu silueta que se convierte en
cómplice del viento para traerme tu aroma y trasportarme a la suavidad de tus
brazos…
La dulzura del amanecer y la brisa fresca en la atmosfera, indican que
será un majestuoso día, varias horas aun nos apartan, pero sé, que el tiempo no
me será suficiente para arreglarme y deslúmbrate con mi presencia, pero a pesar
de ello, me coloco frente al espejo para realizar mi mejor esfuerzo.
Los segundos se vuelven minutos y cada instante me dibuja más cerca de
ti, tomo mis previsiones por el tráfico y la locura de la ciudad, salgo de casa
con tanta emoción que olvide darle de comer a “Ramón” mi hermoso gato que se ha
ido acostumbrando a verme entusiasmada con frecuencia y descubrió donde se
encuentra su alimento para saciar su apetito cada que así lo requiera, lo cual
me quita el cargo de conciencia por ser una mala compañera, pero en ese momento
lo más importante es verte, y perderme en la magia de tus ojos.
Mi cuerpo, presiente tu cercanía, sabe que en cualquier instante mis
ojos te identificaran en la enorme urbe, respiro profundo y trato de mantener
la calma, mi pensamiento hace su mejor esfuerzo por recordar el atajo de la
última ocasión y acertadamente la pequeña calle empedrada me lleva hasta el
lugar pactado. La ventana está abierta, el viento juguetea con la cortina que
se mese disimulada, mientras el cielo se pinta de color naranja por las nubes
que amenazan el radiante sol.
Los nervios tratan de conquistarme, mis pies tiemplan como los terneros
cuando intentas dar sus primeros pasos, toco la campana que funge como timbre y
se abre la puerta principal como por arte de magia. Mis ojos inquietos te
buscan en el hermoso jardín gobernado por exquisitas rosas rojas, sin éxito,
sigo de frente para entrar en la casa, una señorita amablemente abre la puerta
a mi paso y me saluda con un sonrisa en los labios, pero de tu imagen aun nada.
Una voz cálida me indica el camino y ahora son solo segundos unos
cuantos pasos, me separan de tu presencia, al dar la vuelta en el pasillos más
largo, tu aroma gobierna el entorno, me detengo para ser anunciada y en ese
momento una mujer adulta vestida con una bata rosa me dice: muy buenas tardes,
bienvenida a la Clínica del sueño, el doctor Sandoval la espera, para su cita
mensual…
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